A lo largo y a lo ancho de todo el mundo, la gente informa periódicamente sobre una extraña clase de precipitación. Pequeños animales, especialmente peces, ranas y culebras, caen inesperadamente del cielo, y muchas veces a una gran distancia del agua. Estas misteriosas lluvias fueron descriptas en 1919 por el escritor estadounidense en “El libro de los condenados”, en lo que se conoce como la primera obra dedicada a documentar fenómenos sobrenaturales.
La explicación a este enigma se encuentra en las trombas marinas, que al absorber grandes cantidades de agua de ríos, lagos y mares, arrastran también a un considerable número de pequeños animales que luego son arrojados a varios kilómetros de distancia de su lugar de origen.
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