miércoles, 16 de junio de 2010

Bolas relámpago

Durante siglos, se ha reportado un misterioso fenómeno eléctrico. Extrañas bolas de luz, del tamaño de una pelota de golf o incluso de fútbol, flotando en el aire durante las tormentas y ocasionalmente ingresando por las ventanas, con el consiguiente sobresalto de los habitantes del hogar. Conocidas como bolas relámpago o centellas, las investigaciones establecen que estas sorprendentes manifestaciones no emiten olor ni calor; apenas un sonido levemente audible. A veces desaparecen con un sonoro “plop” cuando se topan con algún artefacto eléctrico, pero en ciertas ocasiones explotan violentamente, provocando incendios.

Las centellas son uno de los fenómenos más polémicos y controvertidos de las ciencias de la atmósfera. Su naturaleza fí­sica se ignora todaví­a por completo, y su existencia no pudo ser comprobada durante años, hasta que en contadas ocasiones lograron ser fotografiadas y también filmadas. Se trata de uno de los principales ejemplos sobre el gran número de misterios de la Naturaleza que aún nos quedan por descifrar.

Lluvia de peces y ranas

A lo largo y a lo ancho de todo el mundo, la gente informa periódicamente sobre una extraña clase de precipitación. Pequeños animales, especialmente peces, ranas y culebras, caen inesperadamente del cielo, y muchas veces a una gran distancia del agua. Estas misteriosas lluvias fueron descriptas en 1919 por el escritor estadounidense en “El libro de los condenados”, en lo que se conoce como la primera obra dedicada a documentar fenómenos sobrenaturales.


La explicación a este enigma se encuentra en las trombas marinas, que al absorber grandes cantidades de agua de ríos, lagos y mares, arrastran también a un considerable número de pequeños animales que luego son arrojados a varios kilómetros de distancia de su lugar de origen.

Lluvia de sangre

La imagen de una lluvia de sangre cayendo desde los cielos parece algo digno de una película de terror, pero la lluvia roja es un fenómeno meteorológico que ha sido verificado desde los antiguos tiempos del Imperio Romano. Pese al horror manifestado por quienes han sufrido la precipitación de gotas de color rojo, estas lluvias no están compuestas realmente de sangre.


La tonalidad rojiza que ocasionalmente toman las gotas de lluvia se debe al polvo o arena que es levantado por vientos de gran intensidad, que se elevan hasta mezclarse con las nubes de lluvia, para luego teñir las precipitaciones de rojo. El fenómeno de la lluvia roja es bastante frecuente en Europa, debido al polvo presente en las nubes que provienen de las tormentas de arena del Sahara.

Los tres soles

Este fenómeno atmosférico observado en Cifuentes en 1672 es una más de las consecuencias de la "Pequeña Edad del Hielo", un periodo entre los siglos XVI y XVIII durante el cual bajaron las temperaturas medias en muchos lugares del mundo. Sin embargo, lo que entonces resultó sorprendente y milagroso a los cifontinos, realmente es algo normal en latitudes altas (zonas próximas a los polos, como Escandinavia), donde la presencia de estos cristales de hielo en las capas bajas de la atmósfera es algo mucho más normal a lo largo del año.Algunos historiadores de la ufología (véase, por ejemplo, Borraz, 1988) suelen utilizar fenómenos similares de óptica atmosférica ocurridos en siglos pasados para tratar de descubrir en ellos fenómenos extraños que se puedan atribuir a OVNIs. Esta labor de rastreo intuitivo es muy propensa a descubrir supuestos OVNIs en cualquier fenómeno poco claro y mal descrito, y es una forma de proceder poco científica. En otros siglos predominaban las explicaciones sobrenaturales para fenómenos que luego la ciencia ha despojado de magia y misticismo al descubrir los procesos físicos que les dan lugar. Sin embargo, no por ello dejan de ser igual de sorprendentes y bellos. Es más, precisamente porque conocemos su explicación


Sin embargo, a veces la Luna efectivamente se ha visto de color azul en el cielo. En raras ocasiones, el humo de los incendios forestales o las cenizas de una erupción volcánica ascienden a la atmósfera y se mezclan con gotas de agua del tamaño exacto, capaz de filtrar la luz de la Luna y volverla de un color azulado, como vemos en la fotografía superior, tomada por Aaron Jocko y perteneciente al Salón de la Fama del sitio web Para ver el LINK que hay acá tenés que dejar de ser rata, registrarte y tener al menos 3 post.

Los verdaderos monstruos marinos

Es muy probable que los monstruos y las serpientes marinas que muchos aterrorizados navegantes han creído ver a través del tiempo, hayan sido en realidad las movedizas columnas de agua pertenecientes a las trombas marinas. Los vórtices de las trombas marinas suelen ser largos y delgados, semejantes al cuello de un dragón, y con movimientos causados por los fuertes vientos, que recuerdan a los de una serpiente.Muchos tienen fresco en su memoria el recuerdo de las Para ver el LINK que hay acá tenés que dejar de ser rata, registrarte y tener al menos 3 post. Por lo que no les resultará muy difícil imaginarse los efectos de observar múltiples trombas en alta mar y en medio de fuertes tormentas. El temor y la imaginación de los marinos contribuyeron a darle propiedades sobrenaturales y fantásticas a estos curiosos fenómenos meteorológicos.


La luna azul

Actualmente se denomina luna azul (traducción del inglés blue moon) a la segunda luna llena ocurrida durante un mismo mes del calendario gregoriano (el usado habitualmente en occidente), lo que sucede aproximadamente cada dos años y medio. Originalmente el término se refería al cuarto plenilunio de una estación cualquiera del año. El fenómeno luna azul cobró popularidad cuando se produjo dos veces en el mismo año (enero y marzo) de 1999. Los medios de comunicación reseñaron ampliamente el acontecimiento, poco conocido hasta entonces. El mes de febrero de ese año no se produjo ninguna luna llena.


Los meses del calendario gregoriano, salvo febrero, tienen una duración superior al lapso de tiempo entre dos lunas llenas (ciclo lunar) que es de 29.5 días (en promedio, ya que puede variar ligeramente). Es por eso posible tener dos lunas llenas dentro de un mismo mes, a la segunda de las cuales se denomina luna azul. No hay acuerdo generalizado sobre el origen del término, probablemente en la Europa medieval, y la difusión de su uso. La traducción castellana tal vez sea errónea porque en inglés antiguo la palabra de la cual deriva blue podía significar tanto azul como traidor.[1]
Entre tres y siete veces en cada siglo hay dos lunas azules en un mismo año. Debido a que el mes de febrero es el único cuya duración es inferior al ciclo lunar, la primera siempre se produce en enero y la segunda, en orden decreciente de probabilidad, en marzo, abril o mayo.[2] Se observó una el día 31 de diciembre de 2009, coincidiendo con un eclipse parcial de luna, cuyo plenilunio previo fue el día 2 de diciembre. Las siguientes lunas azules se producirán en agosto de 2012, julio de 2015, enero y marzo de 2018, octubre de 2020, agosto de 2023, mayo de 2026, diciembre de 2028

Remolinos de fuego

Estrechamente emparentados con los tornados y los remolinos de polvo, los peligrosos remolinos de fuego se forman -bajo las condiciones apropiadas- durante los incendios forestales u otros incendios masivos.

Un trágico ejemplo se produjo durante el terremoto de 1923 en Japón, en el que un imparable remolino de fuego causó la muerte de más de treinta mil personas.


Los remolinos de fuego se forman de la misma manera que un tornado, por un diferencial de temperatura que produce un vórtice o chorro ascendente, aunque en este caso el vórtice no está compuesto de aire sino de fuego que asciende a gran velocidad a medida que se alimenta del incendio que lo rodea, multiplicando su poder destructivo.